Modelos etiologicos del delirium

Delirium

Factores precipitantes

1. Enfermedades médicas actuales como la insuficiencia cardiaca o respiratoria, anemia, sepsis, etc., que pueden potenciarse mutuamente.

2. Dolor mal controlado.

3. Cirugía: el delirium postoperatorio

4. Los tratamientos farmacológicos constituyen la causa remediable más común de delirium, contribuyendo al 40 % de los casos.

Sufrir episodios de delirium acelera el deterioro cognitivo

Causas de delirium

1. Intoxicación por fármacos y tóxicos:

a) Fármacos: aminofilina, antiarrítmicos, antibióticos, agentes anticolinérgicos, anticomiciales, antihipertensivos, antineoplásicos, antiparkinsonianos, sales de bismuto, cimetidina, corticoides, digitálicos, disulfirán, indometacina, interferón, litio, opiáceos, ranitidina, salicilatos, sedantes-hipnóticos, etc.

b) Alcohol: etílico y metílico.

c) Drogas ilegales: cocaína y fenciclidina.

d) Inhalantes adictivos: éter, gasolina, nitritos, óxido nitroso, etc.

e) Tóxicos industriales: monóxido de carbono, metales pesados, disolventes

orgánicos, insecticidas organofosforados y otros.

f) Tóxicos de origen vegetal y animal.

2. Síndrome de abstinencia:

a) Alcohol.

b) Sedantes e hipnóticos: barbitúricos, benzodiacepinas, glutetimida,  meprobamato, paraldehido, etc.

c) Anfetaminas.

3. Encefalopatías metabólicas:

a) Hipoxia.

b) Hipoglucemia.

c) Secundarias a insuficiencia hepática, pancreática, pulmonar o renal.

d) Avitaminosis: vitamina B12, ácido fólico, ácido nicotínico, piridoxina, tiamina, etc.

e) Hipervitaminosis: intoxicación por vitaminas A y D.

f) Endocrinopatías: hiperinsulinismo, hiperglucemia hiperosmolar, hipertiroidismo, hipopituitarismo, enfermedad de Addison, síndrome de Cushing, hipo e hiperparatiroidismo.

g) Alteración del metabolismo del agua y electrolitos: deshidratación/intoxicación acuosa; acidosis/alcalosis; hiper/hipocalcemia; hiper/hiponatremia; hiper/hipokalemia; hiper/hipomagnesemia.

h) Errores metabólicos: porfiria, síndrome carcinoide, enfermedad de Wilson, etc.

4. Infecciones:

a) Intracraneales:

• Meningitis bacteriana: meningococo, neumococo, Haemophilus influenzae, tuberculosis, etc.

• Encefalitis viral: Herpes simple, Herpes zoster, VIH, etc.

• Infecciones micóticas: criptococosis, coccidiomicosis, histoplasmosis, moniliasis, mucormicosis, etc.

• Triquinosis. • Neurosífilis. • Encefalomielitis postinfecciosa y postvacunal.

b) Sistémicas: fiebre reumática aguda, bacteriemia, brucelosis, difteria, mononucleosis infecciosa, legionelosis, malaria, parotiditis, psitacosis, endocarditis bacteriana subaguda, fiebre tifoidea, etc.

5. Trauma craneal.

6. Epilepsia. Ictal, interictal, postictal.

7. Neoplasias.

8. Enfermedades vasculares:

a) Cerebrovasculares: AIT, encefalopatía hipertensiva, trombosis, embolismo, hemorragia subaracnoidea, vasculitis cerebral, demencia multiinfarto, migraña, etc.

b) Cardiovasculares: infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca congestiva,

arritmias, endocarditis, embolismo pulmonar, etc.

9. Lesiones intracraneales ocupantes de espacio:

a) Absceso.

b) Aneurisma.

c) Neoplasia (primaria o metastásica).

d) Hematoma subdural.

10. Patología hematológica:

a) Anemia severa.

b) Poliglobulia.

c) Púrpura trombótica trombocitopénica.

d) Macroglobulinemia.

11. Patología por agentes físicos:

a) Hipertermia e hipotermia.

b) Irradiación.

c) Electrocución.


CARACTERÍSTICAS    •   Agudo                                 • Desorientación    •   Fluctuante                           ...

 El Delirium: Una revisión orientada a la práctica clínica

Prestaremos especial atención a aquellos productos con efecto psicoactivo, como hipnóticos sedantes y medicaciones con efecto anticolinérgico. Todos estos son frecuentemente prescritos durante la hospitalización. La edad avanzada supone un mayor riesgo de interacciones adversas entre fármacos o entre el  fármaco y la enfermedad.

En la fisiopatología de los cuadros confusionales participan las estructuras y las vías corticales y subcorticales. Las alteraciones en los neurotransmisores relacionados con la formación reticular, el tálamo, la corteza prefrontal y los ganglios basales pueden provocar los síntomas del mismo.

Es conocido que el principal neurotransmisor implicado en este trastorno es la acetilcolina, y de forma consistente se ha evidenciado que una gran variedad de factores que lo ocasionan dan lugar a una disminución de la actividad colinérgica cerebral y en especial, en el haz tegmental dorsal, conexión entre la formación reticular y el tálamo.

La síntesis de acetilcolina disminuye significativamente en presencia de hipoxia cerebral e hipoglucemia y causa un estado hipocolinérgico relativo.

El sistema colinérgico está afectado por la edad y más aún por enfermedades cerebrales degenerativas, que hacen al anciano especialmente susceptible a medicaciones anticolinérgicas. 

A mayor edad del paciente y prolongación del cuadro de delirium, más tardía es  su resolución.

 Entre los mecanismos propuestos para explicar la patogénesis del delirium, Engel y Romano (1959) sugieren la existencia de un insuficiente metabolismo oxidativo cerebral.

Otros autores proponen un desequilibrio entre los mecanismos centrales colinérgicos y adrenérgicos; o bien un fallo en el metabolismo oxidativo cerebral o reacción aguda al estrés mediado por una circulación de corticoides anormalmente alta (Beresin, 1988).

Desde la perspectiva neurobiológica el delirium no puede ser considerado en la actualidad una manifestación neuropsiquiátrica inespecífica. Se trata de una entidad fisiopatológica diferente, explicable por el estrés oxidativo cerebral que media en la disfunción y en el daño de varias funciones y estructuras cerebrales.

Delirium en el Anciano



PRESENTACIÓN CLÍNICA              • Somnolencia, Letargo; Enf. MetabólicasHipoactivo    • Subdiagnosticado, más freq en An...


Tiene una naturaleza progresiva y potencialmente reversible, y un curso fluctuante, en función de las distintas poblaciones neuronales implicadas.

La afectación neuronal se inicia en el hipocampo y en la corteza cerebral, continúa en los núcleos subcorticales y en el tallo cerebral, y acaba dañando al cerebelo y a la médula espinal con una vulnerabilidad progresiva de tipo selectivo (Brown, 2000).

El deterioro del metabolismo oxidativo neuronal produce una insuficiente producción de ATP y una disfunción de la membrana neuronal, con alteraciones en la conducción del impulso nervioso y en la secreción de los diferentes neurotransmisores.

Se trata de un proceso fisiopatológico caracterizado por la disregulación reversible de las estructuras cerebrales más sensibles a la hipoxia y a otras agresiones externas (principio de vulnerabilidad selectiva).

Esta disfunción limitada puede progresar hasta afectar a estructuras más resistentes (principio de vulnerabilidad progresiva), modificando la estabilidad de la membrana y la despolarización neuronal de forma gradual.

Este fenómeno, al que Leao denominó depresión neuronal propagada, se extiende geográficamente si se mantienen los estresores metabólicos responsables, y altera los niveles de varios neurotransmisores, como se detallará posteriormente.

Las neuronas hipocampales y el neocortex se afectan precozmente en el delirium porque tienen una mayor vulnerabilidad selectiva al estrés, con un insuficiente aporte de oxígeno y de ATP, debido principalmente al elevado cociente entre el área de superficie y el volumen neuronal

Una cantidad significativa del ATP neuronal se utiliza en el mantenimiento de los gradientes iónicos a través de la actividad de las bombas de membrana.

El cerebro humano adulto requiere de 10 a 12 ml de oxígeno por minuto por cada 100 g de tejido (mOmg). Cuando el suministro de oxígeno cae hasta 3 mOmg se deteriora de forma proporcional la actividad eléctrica neuronal, y si llega a ser inferior a 2 mOmg se produce la parálisis de las bombas iónicas de membrana.

El exceso de flujo de Ca2+ hacia el interior de la neurona desencadena la mayor parte de las alteraciones neuroconductuales del delirium.

El estrés oxidativo aumenta la entrada de Ca2+ y Na+ en el citoplasma celular, mientras que el K+ tiende a salir de las neuronas.

Estas modificaciones alteran la síntesis y la liberación de varios neurotransmisores.

La conversión de dopamina a noradrenalina  requiere la presencia de oxígeno, por lo que la hipoxia media en una menor disponibilidad de noradrenalina y en el aumento de la secreción de dopamina.

En condiciones igualmente de hipoxia los niveles de serotonina disminuyen moderadamente en la corteza cerebral, aumentan en el estriado y cambian relativamente poco en el tronco cerebral. Supone también una reducción en la síntesis y en la liberación de acetilcolina que va a correlacionar con la intensidad de las alteraciones cognitivas y neuroconductuales del delirium.

En las personas más susceptibles a padecer delirium en situaciones de hipoxia se produce un aumento del tono dopaminérgico, con una menor transformación de dopamina en noradrenalina, lo que tiene un efecto facilitador del daño neuronal producido por glutamato.

La hipoxia produce una mayor secreción de glutamato, que además de estimular una mayor entrada de Ca2+, media en la disregulación y el daño neuronal sobre todo en presencia de niveles aumentados de dopamina.

La depleción de dopamina protege de los efectos neurotóxicos de la hipoxia neuronal mediada por glutamato (Globus et al, 1989).

De forma concordante, en la práctica clínica se observa que la administración precoz de haloperidol restaura rápidamente la función hipocampal y cortical.

En situaciones hipóxicas está disminuida la disponibilidad de COMT, principal desactivador extracelular de dopamina, y que contribuye por tanto a aumentar más aún el tono dopaminérgico.

También se reconoce un papel como agentes causales al aumento de las concentraciones de noradrenalina, y serotonina cerebrales y a las concentraciones bajas de triptófano. La variación brusca de las concentraciones de ácido g-aminobutírico del SNC también puede originarlo, lo que explica que una suspensión brusca de un tratamiento con benzodiacepinas provoque un cuadro confusional.

Otros neurotransmisores relacionados son los del sistema histaminérgico y los agonistas opiáceos. Se ha vinculado del mismo modo a las citoquinas, que si en condiciones normales se encuentran en concentraciones bajas a nivel extracelular, durante el estrés, la inflamación, el crecimiento tumoral, traumatismos e infecciones, pueden aumentar en exceso y provocar cuadros confusionales (Broadhurst y Wilson, 2001).

El aumento de cortisol circulante, como ocurre con el estrés quirúrgico, puede agravar el delirium a través de producir una mayor disfunción hipocampal, con independencia de que esta aumente el hipercortisolismo.TRATAMIENTO              24



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