Parasomnias: Sexomnia
Sexomnia
· Conductas sexuales durante el sueño (CSDS),
· Trastorno del despertar TD
· Sonambulismo SO
Cuando vamos a dormir, durante la fase de sueño No REM se activan determinadas áreas corporales, tales como el cerebro o el sistema endocrino. Ya en la fase REM logramos la relajación completa por lo que entramos en inconsciencia respecto a las respuestas corporales.
Los neurólogos explican que en los pacientes son sexomnia las partes del cerebro que se mantienen alerta son las que controlan la visión, el movimiento y la emoción; al tiempo que las zonas encargadas de la memoria, la toma de decisiones y el pensamiento racional aparentemente quedan en el sueño profundo.
Por eso quien tiene este trastorno al igual que quien sufre de sonambulismo, puede caminar, hablar, comer y hasta tener sexo sin tener conciencia de sus actos ni memoria de lo que sucedió.
Características de la sexomnia
Lo primero que se debe saber es que puede manifestarse en cualquier fase del sueño. Aunque es un padecimiento más frecuente en hombres que en mujeres, ellas también experimentan sexomnia generalmente a través de la masturbación, gemidos o caricias.
Los episodios pueden ser muy recurrentes o no. Esto quiere decir que una persona puede experimentar la sexomnia hasta 6 veces en la semana o simplemente una sola vez en la vida.
Origen de sonambulismo sexual
Debido a que el número de personas que la padecen a nivel mundial es muy bajo, se considera una enfermedad rara cuyas causas aún se investigan. Sin embargo, diversos estudios coinciden en que los episodios de sexomnia se originan por los siguientes factores:
- Ansiedad y estrés.
- Falta de sueño.
- Fatiga.
- Consumo de alcohol y sustancias estupefacientes.
- Abuso de ciertos fármacos.
- Trastornos psicológicos o enfermedades psíquicas sexuales.
- Trastornos del sueño como: apnea obstructiva del sueño, síndrome de la pierna inquietas.
En las
conductas sexuales durante el sueño (CSDS), o sexomnia, los sujetos presentan una
actividad sexual inhabitual e inapropiada mientras «duermen» y de la que no son
conscientes ni recuerdan haberla realizado a la mañana siguiente.
En
esta parasomnia, los sujetos inician una actividad sexual con ellos mismos en
forma de masturbación o dirigida a una segunda persona, generalmente la pareja
que duerme en la misma cama u otra persona que no es la pareja habitual y está
durmiendo en otra cama o habitación.
En
las mujeres suele iniciarse a los 14 años, y en los hombres, a los 27 años.
Todos los pacientes tienen amnesia de lo ocurrido, que es reportado por las
personas que observan la masturbación o son el objeto del requerimiento sexual.
No
se asocian sueños de contenido erótico, por lo que podemos decir que el sujeto
no está representando un sueño como puede parecer en otras parasomnias como el
TD y el TCSR.
El
comportamiento de la sexomnia en las mujeres va dirigido especialmente a la
masturbación y a las vocalizaciones sexuales, mientras que los hombres intentan
consumar el coito o tocar y jugar con las partes íntimas de la mujer como la
vagina y los pechos. La latencia entre el «despertar» y el inicio de la actitud
sexual es rápida, y la erección del pene o la lubricación vaginal se consiguen
fácilmente.
La
actitud sexual durante la sexomnia no es la misma que durante la vigilia. Se
han descrito casos de sexomnia homosexual en sujetos con orientación heterosexual,
de padres tocando la vagina de sus hijas o la de las amigas de sus hijas. El
comportamiento sexual durante la sexomnia también es diferente al de la vigilia;
unos pacientes son más delicados y cariñosos con sus parejas, mientras otros son
más agresivos y rudos (más directos, forzando con violencia, golpeando,
insultando, etc.) e intentan realizar actos sexuales diferentes a los que
llevan a cabo en vigilia, como la penetración anal.
Las
CSDS ocurren especialmente en la primera mitad de la noche. La frecuencia es
muy variable en cada paciente, desde un solo episodio en la vida hasta tres episodios
por semana.
Es
frecuente la asociación de CSDS con antecedentes de SO y la somniloquia
aislada. Los pacientes con CSDS durante la vigilia tienen una vida sexual
normal, sin historias de abusos sexuales, traumas sexuales o parafilias.
Los
pacientes no tienen historia de alteraciones psiquiátricas. Algunos casos se
han asociado al síndrome de apnea obstructiva durante el sueño y al uso de
zolpidem.
En
la mayoría de los pacientes el clonazepam es efectivo para disminuir la frecuencia
y la intensidad de los casos de CSDS. Si el paciente, además, tiene el síndrome
de apnea obstructiva durante el sueño, su tratamiento con la mascarilla nasal de
presión positiva continua en la vía aérea superior puede hacer desaparecer las
CSDS.
Caso
1
Varón
de 38 años, que acude con su esposa porque desde hace 7 años presenta conductas
anormales durante el sueño. No existen antecedentes familiares, personales, ni
patológicos médicos o quirúrgicos de interés, excepto septoplastia nasal hacía
5 años. No hay antecedentes de experiencias sexuales traumáticas. Refiere
episodios aislados de somniloquia durante la infancia, sin haber conductas
anormales durante el sueño, como las que ocurren en los despertares confusos,
sonambulismo, terrores nocturnos y otras parasomnias.
Tiene
pareja estable desde hace 17 años, con una hija común. Mantienen relaciones
sexuales convencionales y satisfactorias, con una frecuencia de 2-3 coitos
semanales. La mujer refiere que su marido en los últimos 7 años, tras 2-3 h de
haberse dormido por la noche, presenta de forma súbita episodios de 10-30 min
de duración en los que intenta consumar el coito con ella. Aproximadamente,
cada semana aparece un episodio de estas características. A diferencia de
cuando está despierto, utiliza movimientos enérgicos y expresiones soeces con
el intento de seducirla y conseguir la penetración. En uno de los episodios
llegó a inmovilizarla con el brazo alrededor del cuello a modo de yugo. En cada
episodio, la pareja notaba la erección del pene que procuraba la penetración
pero nunca llegó a consumarse porque ella no lo consentía al considerar que no
era una relación sexual normal y que probablemente no era un acto voluntario de
su pareja. En alguna ocasión, el paciente se despertó confuso y se sorprendía
cuando su mujer le explicaba lo que estaba haciendo. El paciente y su pareja no
relacionaban estos episodios con algún precipitante, como el estrés o estímulos
sexuales previos. Nunca recordaba lo sucedido a la mañana siguiente. Tampoco
recordaba haber soñado las noches que había realizado alguna de estas
conductas. De hecho, es una persona que no recuerda habitualmente los sueños,
pero en alguna ocasión tuvo algún sueño de contenido erótico que se había
acompañado de una eyaculación espontánea (polución nocturna), pero nunca
coincidiendo con los episodios que motivaron la consulta.
La
anamnesis reveló, además de estos episodios de sexsomnia, una historia desde
hacía 20 años de ronquidos, apneas observadas por su pareja y somnolencia
diurna excesiva mientras cenaba, leía, conducía y ayudaba a su hija con los
deberes. Debido a esta clínica de posible síndrome de la apnea obstructiva
durante el sueño, y sin registro polisomnográfico previo, había sido sometido
hacía 5 años a una septoplastia nasal que no mejoró el ronquido ni la
somnolencia ni modificado su conducta sexual durante el sueño. La puntuación de
la escala de somnolencia de Epworth fue de 14 y el índice de masa corporal de
25.
En
nuestro centro se realizó un electroencefalograma diurno, que fue normal, y un
registro polisomnográfico nocturno con registro audiovisual sincronizado, que
demostró la presencia de apneas obstructivas que se asociaron a desaturaciones
de la oxihemoglobina y a microdespertares que fragmentaban el sueño. El índice
global de apneas/hipoapneas obstructivas fue de 13 por hora y de 40 por hora en
la postura decúbito supino. No se detectaron otras alteraciones, como actividad
epileptiforme, conductas anormales como las descritas en las sexsomnias ni en
otras parasomnias. El paciente rechazó tratamiento de las apneas durante el
sueño y de la sexsomnia con clonacepam.
Caso
2
Mujer
de 41 años, que consulta por presentar conductas sexuales atípicas desde hacía
un año. Tenía el antecedente de sonambulismo en la infancia hasta los 14 años.
Presentaba metrorragias de etiología no filiada de un año de evolución, que
provocaban anemia ferropénica, por la que recibía suplementos orales de hierro
de forma periódica. No hay antecedentes sexuales de interés.
Su
marido explica que desde el último año, con una frecuencia de 3 episodios
semanales, ella se masturbaba sin buscar la participación de él, que duerme en
su misma cama. Ella no recordaba haberlas realizado al despertarse la mañana
siguiente. Sucedían aproximadamente sobre las 5 de la mañana y en varias
ocasiones alcanzaba el clímax ante la sorpresa del marido, que nunca
participaba en la conducta sexual de su mujer. La narración de los episodios
por el marido desencadenaba un sentimiento de vergüenza en su mujer, que
refería no recordar estos sucesos. Ella explicaba que las relaciones sexuales
con su marido eran regulares y completamente satisfactorias y placenteras, sin
existir ningún problema sexual durante la vigilia.
Además
de estos episodios, el marido también refiere que mientras ella duerme realiza
movimientos repetitivos y periódicos de las extremidades inferiores y
superiores, fundamentalmente en la postura de decúbito lateral, sin tener
contenido sexual. Ella explica que cuando está despierta presenta de forma
ocasional una inquietud en las piernas de predomino nocturno, en reposo, que no
interfiere con la conciliación del sueño cuando se estira en la cama. No ronca,
ni le han observado apneas durante el sueño, y no hay ni somnolencia diurna
excesiva ni insomnio.
Se
practicó un estudio polisomnográfico con registro audiovisual, que mostró la
presencia de movimientos periódicos de las piernas durante el sueño. Se detectó
un índice de 24 movimientos por hora, distribuidos a lo largo de toda la noche.
Un índice de 7 movimientos periódicos de las piernas por hora estaba asociado a
microdespertares que fragmentaron parcialmente la arquitectura del sueño. Estos
movimientos tenían como característica particular que, además de afectar a los
pies, se asociaban a una aducción brusca de las extremidades inferiores. En 2
ocasiones estos movimientos fueron más prolongados y se acompañaron de
movimientos repetitivos de los brazos con colocación de la mano sobre el área
genital durante unos segundos, pero sin llegar a masturbarse. No se registraron
apneas, actividad epileptiforme u otras alteraciones durante el sueño.
Se
inició tratamiento con pramipexol a dosis de 0,18mg al acostarse y ferroterapia
por vía oral, con lo que mejoró la clínica del síndrome de piernas inquietas.
Sin embargo, las conductas sexuales atípicas no se modificaron tras 90 días con
este tratamiento y la paciente dejó de acudir a visitas de seguimiento en
nuestro centro.
Caso
3
Varón
de 43 años, que consulta por conductas anormales durante el sueño. Desde la
infancia con frecuencia hablaba y gritaba por las noches, asociándose
ocasionalmente a pesadillas angustiosas (tareas laborales imposibles de
cumplir, peleas con animales, responsabilidad incumplida respecto a sus
familiares, etc.). Horario laboral en turnos rotatorios semanales (día, tarde y
noche) en el último año. No alteraciones de la esfera sexual, con relaciones
sexuales convencionales satisfactorias.
Su
compañera sentimental, con la que convive desde hace un año, cuenta que en
ocasiones, después de 2 horas de haber conciliado el sueño, se sienta en la
cama sobresaltado, confuso, hablando con sensación de miedo e incluso pudiendo
tener una conversación parcialmente coherente durante unos pocos minutos con
ella. Durante estos episodios siempre tiene los ojos abiertos y puede realizar
algunas conductas, como lanzar un manotazo al aire. A su compañera le da la
sensación de que está soñando y el paciente nunca recuerda a la mañana
siguiente estos episodios.
Además,
su pareja refiere 4 episodios similares pero exclusivamente centrados en la
conducta sexual. En ellos el paciente, después de llevar de 2 a 4 h dormido, la
busca sexualmente comenzando un cortejo con caricias en su cuerpo y sus
genitales. La pareja lo rechaza, al considerar que las conductas son
inadecuadas y probablemente involuntarias, y el paciente sin mostrarse agresivo
ni insistir con las conductas se retira al otro lado de la cama exclamando
calificativos de frustración y desaprobación como «sosa». Cuando a la mañana
siguiente la pareja le relata lo sucedido, el paciente no lo recuerda. Estos 4
episodios de carácter sexual no constituyen un problema conyugal y siempre han
ocurrido el día que cambiaba de un turno laboral a otro. El paciente también
explicaba que con su pareja anterior también había presentado de forma muy
ocasional estas conductas sexuales durante el sueño y que, en alguna ocasión,
ella las había consentido llegando incluso ambos a alcanzar el orgasmo. Estos
episodios se lo había explicado su anterior pareja. El paciente tan solo tenía
recuerdos vagos del final del acto sexual.
Se
efectuó un estudio polisomnográfico nocturno con registro audiovisual en 2
noches, sin que se llegase a registrar ninguna conducta anómala. En los 2
registros se detectaron ronquidos y apneas obstructivas durante el sueño. El
índice de apneas/hipoapneas durante el sueño fue de 16 y 7 por hora, en ambas
noches. Las apneas eran más frecuentes en decúbito supino, especialmente
durante el sueño REM, con un índice de 37 y 40 apneas por hora en esta fase de
sueño y postura. No se detectaron movimientos periódicos de las piernas,
actividad epileptiforme u otras alteraciones durante el sueño. El
polisomnograma demostraba atonía muscular en la fase REM y, por lo tanto, se
descartó el trastorno de conducta del sueño REM. El paciente rechazó
tratamiento de la sexsomnia y de las apneas.
Caso
4
Varón
de 28 años, que consulta por conductas anormales durante el sueño. Sin
antecedentes médicos de interés ni hábitos tóxicos. No toma ningún fármaco.
Como antecedente familiar destaca un hermano con probable sonambulismo en la
infancia, dado que «se levantaba por la noche y salía al balcón a orinar».
Su
pareja, con la que convive desde hace 9 meses, refiere que entre 3-6 noches por
semana, mientras están durmiendo, el paciente se incorpora de forma brusca en
la cama o se gira hacia ella y la sacude, empezando a hablar y diciendo cosas
incoherentes como «mira aquella casa» o «el demonio». Según su pareja, pueden
llegar incluso a mantener una conversación. En ocasiones, el paciente chilla o
ríe. También realiza conductas anormales, como gesticular con los brazos como
si hablase con alguien, condujese un coche o buscase algo en la cama, dando la
impresión de que está representando un sueño. Durante estas conductas, el paciente
tiene los ojos abiertos y parece inquieto y angustiado. Habitualmente, ella lo
consigue tranquilizar diciéndole que se vuelva a dormir. En ninguna de estas
conductas el paciente ha llegado a salir de la cama.
La
pareja también refiere que unas 2-3 veces al mes hay episodios similares pero
con carácter exclusivamente sexual. En ellos, el paciente empieza a
masturbarse, o se gira hacia ella acariciándola con intención de iniciar una
relación sexual. El paciente durante estas conductas sexuales no está agresivo
ni violento, pero su pareja explica que «no es él», que es más soez y vulgar.
Durante estas conductas, el paciente presenta una erección del pene. La pareja
siempre rechaza el acto sexual y el paciente, sin insistir ni quejarse, deja de
realizar estas conductas dócilmente. Ella cree que si no le detuviese podrían
consumar un coito.
Todos
estos episodios de conductas anormales durante el sueño, tanto de tipo sexual
como no sexual, acostumbran suceder solo una vez por noche, hacía las 3.00 y
las 4.00 h de la madrugada, cuando el paciente ya lleva entre 2 y 3 horas
durmiendo. El paciente no recuerda nada de estas conductas anormales, si bien
la mañana que le dicen que las ha tenido se nota más cansado. El paciente no
explica pesadillas ni sueños eróticos. La actividad sexual de la pareja durante
la vigilia es regular y considerada como satisfactoria por ambos.
En
la infancia, el paciente había presentado episodios de somniloquia y
deambulación durante el sueño y, en el pasado, otras parejas del paciente, con
las que no había convivido pero sí había dormido por la noche de forma puntual,
ya le habían comentado que en alguna ocasión durante el sueño hablaba o
presentaba conductas anormales, incluidas las de tipo sexual, como las
descritas por su pareja actual.
Se
realizó un estudio polisomnográfico nocturno con registro audiovisual sin
registrarse ninguna conducta anómala. Tampoco se registraron apneas durante el
sueño, ni movimientos periódicos de las piernas, actividad epileptiforme ni
otras alteraciones durante el sueño. Ante el diagnóstico de una parasomnia no
REM del tipo despertares confusos y sexsomnia, se recomendó al paciente higiene
de sueño (horarios de sueño regulares durmiendo 8 h cada noche) y tratamiento
con clonacepam 0,5mg antes de acostarse. Con la higiene de sueño y el
clonacepam, la frecuencia de los despertares confusos se redujo a 1-2 noches
por semana y los episodios de sexsomnia a 1-2 cada 3 meses.
|
Caso 1 |
Caso 2 |
Caso 3 |
Caso 4 |
Sexo |
Hombre |
Mujer |
Hombre |
Hombre |
Edad de inicio (años) |
29 |
40 |
42 |
25 |
Duración (años) |
7 años |
1 año |
1 año |
9 meses |
Actividad sexual |
Coito |
Masturbación |
Coito |
Coito y masturbación |
Frecuencia de los episodios |
15 episodios |
2-3 por semana |
4 episodios |
2-3 por mes |
Amnesia del episodio |
Completa |
Completa |
Completa |
Completa |
Antecedentes |
Somniloquia |
Sonambulismo |
Despertares confusos |
Despertares confusos |
Videopolisomnografía |
Apneas obstructivas leves |
Movimientos periódicos de las
piernas |
Apneas obstructivas leves |
Normal |
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